lunes, 21 de febrero de 2011

PARIS , JE T'AIME

Se conoce esta ciudad por ser el referente del romanticismo, y su Torre Eiffel el símbolo más universal del amor. Es una metrópoli y eso la hace perder muchos puntos, pero sin embargo, visitarla cuando se va acopañado del amor de tu vida es una sensación irreal. Es como olvidarlo todo y a todos, para centrarte en la persona con quien estás y compartir mucas de las maravillas que la ciudad puede ofrecerte: la Torre, Notre Dame, el paseo por el Sena, Montmatre...





París, una de las ciudades más bellas del mundo, la más visitada, y probablemente la más romántica de las que pueblan el planeta, hace honor a su fama y no defrauda a nadie que acude a visitarla, sin que más bien, a la hora de partir el viajero siente tener que partir, y lamente no disponer de más tiempo (o dinero) para volver en seguida o quedarse más tiempo en una ciudad mágica, con un encanto especial que se percibe en cada esquina, cada plaza, o simplemente en cada uno de sus cafés.


El sobrenombre de "Ciudad de la Luz" se debe a que Paris fue la primera ciudad en dotar a sus calles y edificios importantes de luz eléctrica, lo que causó admiración en todo el mundo, aunque este nombre también podría deberse perfectamente a que Francia, y en concreto París, ha sido también la luz del mundo y ciudad adelantada a su tiempo como muestra el hecho de que aquí se fraguaron los derechos del hombre, y los principios de libertad, igualdad y fraternidad, principios que aún hoy no están presentes en muchos lugares del mundo.

A diferencia de otras grandes ciudades europeas, París no tiene un "centro" definido alrededor del cual se expande la ciudad, más bien todo París es "centro", y esto es debido a que París no ha ido absorbiendo las pequeñas ciudades que se encontraban a sus afueras, sino que estas han mantenido su independencia administrativa pese a que el límite entre una de estas pequeñas ciudades y la gran ciudad de París es tan solo un paso de peatones. Este hecho de permanecer "encerrada" desde hace tiempo hace que todo París tenga un aspecto antíguo y clásico, y que un paseo por París sea un paseo por un lugar donde el tiempo no parece existir, donde pese al bullicio y al movimiento propio de una de las ciudades más importantes del mundo el visitante tendrá la sensación de encontrarse en un lugar que no ha cambiado durante décadas o incluso siglos.

  • Barrio Latino de Paris: Situado a escasos metros de Notre Dame, cruzando el Sena, es uno de los lugares más animados sobre todo en la tarde-noche parisina. Lo forman una serie de pequeñas calles y callejuelas donde no hay más que bares y restaurantes de todos los lugares del mundo y para todos los bolsillos. El Barrio Latino es un lugar donde es muy agradable pasear, y donde el no conocer la lengua francesa no suele ser un gran inconveniente, ya que está atestado de turistas que, caso de que en el restaurante en cuestión no nos entiendan, nos pueden siempre echar una mano.

  • Pigalle: Aunque se puede visitar de día a Pigalle hay que ir de noche, que es cuando el barrio está de verdad animado, y aunque no estemos atraídos por la c antidad de establecimientos que ofrecen espectáculos eróticos y similares, el espectáculo de luces al más puro estilo "Las Vegas" resulta llamativo. Se puede entrar al archifamoso Mouline Rouge y disfrutar del famoso "French Cancan" y de un espectáculo único en el mundo. Pigalle se encuentra al norte de París, muy cerca de Montmartre.

  • Louvre: Lo cierto es que es complicado escribir sobre el Museo del Louvre, sobretodo porque se podría escribir toda una enciclopedia sobre sus obras de arte, su historia y sobre todos los secretos que esconde. El Louvre impresiona desde el primer momento que se ve, y es que el edificio en sí ya sería una gran atracción turística sin tener en cuenta todos los tesoros que encierra en su interior, y de hecho aun en el supuesto caso de que no nos gusten los museos o no tengamos mucho tiempo para visitarlo, la visita al exterior es totalmente obligada. El Louvre tiene forma de cuadrado al que le falta un lado, con un enorme patio central en medio en cuyo centro se situa una moderna pirámide acristalada, la famosa Pirámide del Louvre, una pirámide que ha sido objeto de numerosas críticas de puristas amantes de lo clásico y de no pocas teorías sobre la simbolog ía mística de esta pirámide central (y de otras más pequeñas que asímismo se encuentran en el patio).

  • La Torre Eiffel: Ninguno de los que visitan la Torre Eiffel de Pa ris ignoran lo que se van a encontrar, ya que a buen seguro el 100 % de los millones de visitantes que Paris recibe cada año la han visto antes, bien en cualquier documental o película, bien en fotografía o postal, lo que no quita para que quien la ve por primera vez en persona quede realmente impresionado y maravillado por la inmensidad de la Torre Eiffel, inm ensidad que va aumentando hasta que nos situamos bajo sus pies, y intentamos hacernos una idea de como es posible que el ser humano haya podido construir semejante maravilla. Visitada cada año por más de 6 millones de visitantes, la Torre Eiffel es el símbolo de Paris, su imagen más internacional y un orgullo para la ciudad, algo impensable hace más de cien años, cuando la torre se estaba construyendo pese a la fuerte oposición de los intelectuales y los parisinos de la calle
  • El arco del triunfo: El Arco del Triunfo es, después de la Torre Eiffel, el monumento más representativo de la ciudad de París, y al igual que la Torre, impresiona bastante más al verlo en realidad que al verlo en una fotografía.El Arco está situado en la Plaza de la Estrella, Place de l´étoile, punto de partida de varias avenidas importantes de París, entre ellas la más célebre de la ciudad y quizás también la más célebre del mundo, la avenida de los Campos Elíseos.

  • Los Campos Eliseos: todo está enfocado al visitante y el ocio, e incluso una visita a uno de sus concesionarios de coches es interesante, ya que todos los que se encuentran están siempre atestados de curiosos admirando los distintos prototipos o coches de época y de diseño que se exponen allí. Las terrazas están siempre completas y es difícil encontrar sitio, y si se encuentra hay que tener cuidado con lo que se pide y mirar la carta antes, ya que por ejemplo el precio de una cerveza ronda o supera (dependiendo de la marca) los 6 €, con lo cual sobretodo si se va con niños es como para pensárselo dos veces antes de sentarse. Por la noche, como no podía ser de otra forma, en los Campos Elíseos y alrededores es posible encontrar discotecas, y además los cines suelen abrir hasta tarde, por lo que también es un lugar animado cuando se pone el sol.


  • Nôtre Dame: La Catedral de Notre-Dame es la iglesia más conocida de París sin duda alguna, siendo la obra por excelencia representativa del estilo gótico a nivel mundial. Su privilegiada situación, bordeada por el Sena y con jardines por delante y por detrás, hacen que la catedral pueda ser observada en su totalidad con total comodidad para el visitante, que podrá inmortalizar su visita con bellas fotografías desde cualquiera de los puentes que cruzan el río, desde su jardín delantero, con las dos torres principales presidiendo la imagen, desde un lateral, pudiendo destacar la expresividad de sus célebres gárgolas, o desd e la parte de atrás, donde destacan las altas agujas que coronan su “tejado”.
  • Montmartre: Montmartre se encuentra en el 18 arrondisment, es decir, el distrito número 18 de Paris, en la zona norte de la ciudad, y es uno de los barrios con mayor encanto, si no el que más, de la ciudad. Sus calles en cuesta, sus escaleras, y sus inconfundibles y acogedores cafés, hacen de Montmartre una cita inexcusable para el turista. Si bien todo el barrio es realmente bonito, la guinda nos la encontramos al llegar a la parte alta de la colina, a donde podemos acceder, bien dando un paseo por sus bonitos jardines y escaleras, o bien utilizando el funicular de Montmartre, que nos dejará a los mismos pies de la Basílica del Sagrado Corazón. También es posible subir por la parte de atrás de la colina, por sus empinadas y curvadas calles, llegando a la Place du Tertre.

  • Place du Tertre: Situada detrás de la Basílica de Montmartre, la Plaza es un lugar siempre concurrido, principalmente por los turistas, aunque también por los parisinos, atraídos por esta Plaza mágica y sus animadas terrazas y su gran ambiente. Tanto la plaza como sus calles adyacentes están llenas de tiendas de recuerdos y restaurantes tradicionales para todos los bolsillos, todo enfocado para recibir y ofrecer al visitante todo lo que necesita. Aparte de la singular composición de la plaza, con restaurantes y terrazas por todos lados, destaca la presencia masivas de pintores, artistas urbanos que acuden allí a pintar la plaza, hacer retratos a todo aquel que lo desee o vender sus pinturas en plena calle. Precisamente esta afluencia de artistas hace que a Montmartre se le llame a menudo el “Barrio de los Pintores”.


  • La Basílica del Sagrado Corazón: La Basílica está en pleno alto de la colina, desde donde la vista es realmente espectacular. Sus orígenes datan de 1870; en aquel año Francia, en guerra con Alemania, no vivía su mejor momento, ya que parte de su territorio se hallaba ocupado por el enemigo y además las relaciones con el Vaticano no pasaban por su mejor momento. Entonces se empiezan a achacar las desgracias del país más a un castigo de Dios que a una errónea política exterior, lo que se tradujo en la idea generalizada de que era necesario construir un templo para redimirse ante Dios y suplicar el perdón por las faltas cometidas. De este modo, en 1872 el Cardenal Guibert aprueba la construcción de una iglesia, y elige Montmartre como lugar más apropiado para ellos. En 1873 la Asamblea Nacional aprueba el proyecto, y con ello se da luz verde de forma definitiva a la construcción de la iglesia. En 1919, la iglesia se consagra como Basílica, lo que la convierte en lugar de peregrinaje, un santuario que atrae cada año a miles de peregrinos de toda Francia y el mundo entero.


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